jueves, 12 de mayo de 2016

Nunca quisimos hablar del tiempo aunque estuviese de nuestra parte.

Él sabe hacer operaciones a corazón abierto, y ella espera temblando en la camilla, rogando que la morfina de sus labios llegue antes que el miedo. 
Busca sus dedos entre las mantas, busca sus heridas y las guarda delicadamente en la caja fuerte que tiene a la izquierda de su pecho. 
Son diferentes y el tiempo ya no dice nada. No rechista cuando le obligan a pararse en el portal.

Hoy no entras. 

Fuera. 

Vete. 

Dales arrugas pero no kilómetros. 
El largo lazo que les une acaba en punta por ambos extremos y todos estamos cansados de verles sangrar. Es inútil, no van a soltarse. 
Solo ellos han cruzado la frontera de los años, han saltado a la zona de peligro, del todo o nada desde la preciosa comodidad. 

Silencio.

Hoy llueve y están a salvo. 

  Hombro, 
           cabeza,
                 caricia, 
                        sueño. 


  Se cierra el telón. 

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