Y es que todo es más difícil; la vida se resume en menos.
Menos miedo, menos odio, menos triste repertorio tras las bocas opacas en repetitivo movimiento, más árboles-hombre;
más abrazos y menos envoltorio.
Si lo que vas a decir no es mejor que el eco sordo del silencio contra las paredes; guárdatelo.
No quiero formar parte de tu crimen, no quiero ahogarme de tu mano, no quiero gritar y que me entre el frío;
no quiero respirar y vaciar mi folio.
La vida tiene más sentido si la ves del revés, con los pies de otro en la nuca y tratando de sobrevivir a las hormigas encendidas por los jonkies de los parques dentro de tu corbata.
Asiente y sonríe, pareces encantado con el papel que te dieron de sobra a la salida del baño. Eres un actor pésimo que piensa en tetas mientras el público lo mira y murmulla por lo bajo que las balas como tú nunca llegan a encontrarse.
Las escaleras del 1°B nunca se te hicieron tan largas hasta que pudiste ver todo tu orgullo en la bolsa de basura y un poco de alegría bajo la alfombra. Rasca y gana; y si la vida no te sonríe, vuelve a intentarlo con ímpetu en el bolsillo.
La vida se resume en más. Échale ganas y vuela, puedo mentirte hasta que el suelo te parezca el mejor lugar para abrirte la cabeza, con lujo y elegancia; un pequeño suicidio mental cuya onda expansiva joda a todos los que un día hablaron con la mente cerrada.
Luego saluda y haz la reverencia; tus palmadas en la espalda te esperan tras el telón.